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Para que una empresa emergente consiga el éxito que se supone debería tener, tiene que reunir una serie de características que tienen que formar parte del origen de la idea, de la forma de llevarla a cabo y de su puesta en marcha.
Experiencia previa.
Una Startup tiene que tener un equipo de socios fundadores con experiencia en el sector y con un bagaje lo suficientemente amplio como para saber qué se está tratando, qué se quiere conseguir y en manos de quién ponerlo.
- Ideas innovadoras y brillantes.
Las Startups basan fundamentalmente toda su fuerza en la innovación y la brillantez de las soluciones que pretenden poner en marcha a través de un producto o un servicio. Las Startups, por lo tanto, tienen que caracterizarse por tener ideas nuevas, que supongan una novedad para el mercado y que solucionen problemas que hasta entonces no se lograban solucionar de forma sencilla.
- Necesidad del mercado.
Las Startups tienen su razón de ser gracias a que existe un mercado potencial que se supone va a querer el producto o servicio porque existe un problema conocido y que el cliente está deseando solucionar con el producto o servicio que tu empresa incipiente ofrece. Si la empresa tiene una idea muy novedosa pero no hay mercado, la startup no tendrá éxito en ningún caso.
- Competencia.
Las Startups tienen que hacer frente a la competencia de forma innovadora y con ideas novedosas que consigan sortearla. El éxito de una Startup también reside en la capacidad de generar un producto o servicio que, en principio, no tendrá competencia, llevándose la totalidad del mercado al que aspira conquistar.
- Elaboración de la parte de negocio.
Una Startup tiene que tener un plan de negocio elaborado que sortee las dificultades propias de un mercado inestable y una competencia feroz. Si no se organiza y proyecta tiempos, personas e ideas bajo un mismo objetivo, la empresa emergente se deshinchará y perderá la fuerza necesaria para superar las fases 1 y 2.
- Ejecución de la idea.
Las Startups nacen primero como ideas, pero es tan importante cómo llevar a cabo esa idea para que se monetice, como lo es la idea en sí. Si no se logra ejecutar la idea dentro de un marco de realidad y bajo un paraguas económico suficientemente importante como para aguantar un primer y segundo ataque, no se lograrán los usuarios o clientes mínimos con los que poder aspirar a un crecimiento constante y rápido.
- Venta del producto.
El producto no sólo tiene que ser novedoso y una idea buena para solucionar un problema que el mercado demanda, debe de poder monetizarse con facilidad. Si no se logra vender el producto, es decir, ser económicamente rentable, la idea, por muy buena que sea, no logrará despegar.
- Contactos.
Tan importante como tener una idea o saber cómo monetizarla es tener los contactos adecuados para lograr que tu idea despegue. Si consigues tener a las personas alrededor suficientes y adecuadas para que tu empresa logre la publicidad y la relevancia mínima que te permita conseguir una masa crítica suficiente, tu idea tiene muchas posibilidades de lograr su objetivo y triunfar.
- Financiación y su gestión.
Es una de las partes más importantes de una Startup: conseguir financiación. Los mecenas o inversores ángeles son fundamentales para el crecimiento de la idea, su puesta en marcha, su primera gran producción y el crecimiento escalable. Sin financiación las Startups no consiguen ninguno de los objetivos necesarios para conquistar el mercado y mueren.
- Factor suerte.
Sin duda, la suerte también es clave en cualquier idea de negocio nueva que busca conquistar un mercado hasta entonces inexplorado. Sin duda, la suerte va de la mano de las Startups, caracterizando el camino hacia el éxito como un recorrido lleno de incertidumbre e inestabilidad que sólo la fortuna es capaz de explicar.
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